HILLARY: UNA MUJER CON DERECHOS
A lo largo de la historia muchas mujeres han ostentado el poder, pero es solo hasta finales del siglo XVIII y XIX que los derechos humanos de las mujeres toman importancia social y política. Se han realizados importantes avances, sobre todo en aquellos países que podríamos llamar del mundo occidental o del mundo capitalista. En otras regiones, sea por razones culturales, religiosas o políticas, la participación de la mujer en la sociedad es menos notoria. Detrás de los cambios en la participación de la mujer en la sociedad han estado siempre intelectuales, políticos, luchadores y movimientos sociales que han contribuido de una manera u otra en el alcance de los mismos. Estos motivadores en la lucha de los derechos de la mujer, desde mi punto de vista, podríamos distinguirlos en dos grupos: feminista e integracionista.
Los feministas ven que el papel de la mujer en la sociedad es una construcción mental imaginaria creada por los hombres para relegar a la mujer a una condición de inferioridad. En consecuencia, exigen ser compensadas para eliminar las desigualdades. En muchos casos solicitan igualdad numérica para los candidatos a diputados y senadores, de los directores de empresas e inclusive de los premios monetarios de los jugadores de tenis, sin conocer el número de mujeres que desean ocupar esos cargos o si el tenis masculino tiene más seguidores que el femenino y por consiguiente es más rentable.
En mi entender, los supuestos del grupo feminista son falsos y sus propuestas, en lugar de crear equilibrios, conducen a privilegios que no se justifican ni son beneficiosos para la sociedad. En primer lugar no creo que los hombres escogieron su desempeño en las labores cotidianas de la vida. Yo intuyo que al comienzo de la civilización existió una división del trabajo en la cual unos tenían que nutrir, alimentar, cuidar y educar a los niños y otros tenían que salir a procurar los alimentos y materiales para su subsistencia. Por razones naturales, a la mujer le correspondió las primeras de estas labores. Pero no estoy seguro que sí el hombre hubiese tenido la oportunidad de escoger, su selección hubiese sido la misma que le tocó . No creo que exista una labor más importante en la sociedad que la crianza y educación de los hijos. Ha pasado mucho tiempo desde entonces y tuvimos que esperar hasta finales del siglo XVIII para ver cambios importantes en esta materia. Pero no se puede atribuir a los feminista estos avances. Tener la misma participación numérica para determinados cargos o la misma paga en ciertos eventos no son elementos que puedan nivelar la balanza en cuanto a la igualdad de derechos. Los seres humanos tienen que tener libertad para determinar sus preferencias y en consecuencia el escogimiento de un oficio no tiene que ser normado en cuanto al género.
La Revolución Industrial y tecnológica y la planificación familiar han sido factores importantes en la lucha por superar la discriminacion política, económica y social de la mujer.
Por otro lado, las que denominamos integracionista no buscan la victimización de su condición de mujer y no esperan dádivas. Este sector sólo exige sus derechos, que en ningún caso pueden ser inferiores a los consagrados a los hombres, y los asumen con total responsabilidad. Las habilidades y oportunidades no pueden estar limitadas por razones de género. Es el caso de Hillary Clinton, quien ha denunciado las prácticas de abuso a las mujeres alrededor del mundo como parte de su defensa de los derechos civiles y ha asumido su papel en la sociedad de igual a igual con los hombres, con mucho éxito. Desde muy temprano en su vida se destacó como estudiante y líder estudiantil, brillante abogado, Primera Dama,Senadora, Secretaria de Estado y ahora candidata a la presidencia de la nación más poderosa del mundo. Por eso titulé este artículo ¨Hillary: una mujer con derechos ¨
Es posible que antes de finalizar este año, tengamos a cuatro mujeres en los cargos más relevantes del mundo occidental: Presidente de los Estados Unidos de América, Canciller alemán, Secretario General de Las Naciones Unidas y Presidente del Fondo Monetario Internacional. Todas gozan de la mayor consideración y respeto de ambos géneros.
En la lucha por la igualdad de los sexos todos ganan. Mujeres y hombres estarían contribuyendo a su propia liberación.