Thursday, August 30, 2018

II. CARLOS MARX



Carlos Marx es sin duda unos de las figuras más influyentes de la humanidad, después de Cristo y Mahoma. Su confianza en la inteligencia humana para poder resolver sus necesidades sin tener que aceptar la presencia de un Dios y las miserables condiciones de vida en Europa, especialmente en Inglaterra y Alemania, que le correspondió observar y vivir, hicieron de él un esclavo del estudio y las luchas por las reinvindicaciones del ser humano. Estamos frente a un gran humanista que además de escribir una extensa obra, tuvo una vida muy activa en el plano político y social, cualidades poco observadas en un científico. Su poder de convocatoria y convencimiento eran de tal trascendencia que podemos afirmar que se creo una idolatría en su entorno. Paradójicamente, su afán en la búsqueda libertad y la liberación del individuo de condicionamientos impuestos por factores externos, naturales, sociales, económicos o culturales (alienación ) trajo consecuencias adversas. En lugar de libertad, en su nombre se instauraron gobiernos autoritarios y despóticos. En lugar de liberar al individuo de su alienación hacia dioses, objetos y cosas lo hace más dependiente de la figura de un líder: Carlos Marx. Pero no estamos en presencia de un caso fortuito. Su lenguaje encendido y los medios propuestos para alcanzar sus objetivos sirvieron de justificación a sus seguidores líderes políticos para proclamar regímenes dictatoriales en nombre de la libertad y la llegada al poder del pueblo. Marx parecía intuirlo y pocos años antes de su muerte se le atribuye la famosa frase: tout ce que je sais, cest que ne suis pas marxistalo único que sé es que yo no soy marxista. Se estima que cerca de la mitad de los habitantes del mundo llegaron a vivir o viven bajo regímenes denominados marxistas.

Marx nació en Tréveris, Reino de Prusia, actual República Federal de Alemania, el 5 de mayo de 1818. Hijo de padres judíos que luego se convirtieron en protestantes luteranos para evitar la discriminación de la época. Su padre, Heinrich Marx, era una persona ilustrada y relativamente próspera y tuvo participación en agitaciones políticas por la creación de una constitución y reformas en Prusia. Deseaba que su hijo estudiara derecho como él, pero éste se inclinó por la filosofía y la historia y se fue a estudiar a la Universidad de Bonn y a la Universidad Humboldt en Berlín. En 1843 se casó con una baronesa de la clase dirigente prusiana,Jenny von Westphalen, con quien comparte el resto de su vida. Tuvieron cinco hijos, de los cuales tres murieron a muy temprana edad, aparentemente por las malas condiciones de vida que tuvieron que afrontar. 

Tras finalizar sus estudios se dedica a escribir y al activismo político. En 1842, se trasladó a la ciudad de Colonia, donde comenzó a escribir para un periódico de línea radical:Gaceta Renana. Desde ahí, expresaba sus ideas cada vez más socialistas y críticas hacia las políticas de los gobiernos europeos. También criticaba a los liberales y socialistas por su ineficacia. No tardo mucho para que el gobierno prusiano clausurara el periódico en 1843. En ese año, viaja a Paris y colabora con un nuevo periódico radical, Anuarios Franco-Alemanes, con columnistas principalmente alemanes, con la excepción de Mijaíl Bakunin, un exiliado ruso anarco/comunista. Durante los seis años siguientes Marx se ve obligado a cambiar de residencia frecuentemente debido al hostigamiento de las autoridades por sus escritos en diversas publicaciones y a sus acciones proselitistas para ganar adeptos a los movimientos revolucionarios que buscaban cambios de la dirigencia y la estructura política existente en Europa. Su vida transcurre entre Bruselas, Colonia y Paris, sin abandonar por un instante sus propósitos, hasta 1849 que se traslada a Londres, donde permanecería el resto de su vida. 

A pesar de la gran agitación vivida en la década de 1840s, tal vez fueron estos años los de su mayor creación en el ámbito intelectual y político. Sus escritos de la época tienen una gran repercusión en el espacio internacional y fueron tomados como guía por todos los movimientos revolucionarios del mundo, manteniendo su vigencia hasta nuestros días. También fue en esa época, luego de un breve encuentro en Colonia, que Marx conoce a su amigo, colaborador y compañero de lucha hasta el final de su vida: Friedrich Engels. Éste ya había escrito un libro sobre la situación de la clase obrera en Inglaterra, el cual comparten y Marx se convence que serían los trabajadores los realizadores de la última revolución en la historia. En este periodo escribe: Diferencia entre la filosofía de la naturaleza de Demócrito y la de Epicuro” (1841), tesis doctoralCrítica de la filosofía del derecho de Hegel” (1843),Sobre la cuestión judía (1843), Notas sobre James Mill (1844),Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 (publicada después de su muerte en 1932), al igual que Tesis sobre Feuerbach (1845), La ideología alemana (1845)La miseria de la filosofía (1847) y “Trabajo asalariado y capital” (1847). Conjuntamente con Engels, publica:La ideología alemana (1845)publicación póstuma, La sagrada familia (1845) y el El Manifiesto Comunista (1848).

De esta época, he querido destacar su obra Manuscritos económicos y filosóficos de 1844” El manifiesto Comunista. En la primera, con tan sólo veinte y cinco años, Marx expone su concepto de ALIENACIÓN/ENAJENACIÓN, que en mi criterio es básico en la obra de Carlos Marx. Tratar de entenderlo no resulta fácil para la mayoría de las personas y podríamos vincularlo a la filosofía natural que investiga las leyes de la naturaleza. De acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española, alienación significa:Limitación o condicionamiento de la personalidad, impuestos al individuo o la colectividad por factores externos sociales, económicos o culturales.. Observando los seres vivos en general, nos damos cuenta que todos estamos condicionados por factores externos para sobrevivir, nacemos alienados. No somos autosuficientes. Tal vez lo más elemental es la alimentación que debemos procurarnos, lo cual requería del trabajo individual. Marx observa este fenómeno y lo califica la alienación natural. Pero además advierte que los seres humanos, en su vida cotidiana, son capaces de producir cantidades mayores al consumo necesario para su subsistencia. Es ahí donde el señor, el noble, el clero, la burguesía o el capitalista interviene y contrata al trabajador por su capacidad de producción, pero sólo le paga lo necesario para continuar con vida y se apropia la diferencia.Ya la acción no pertenece al trabajador, es propiedad del patrón. Es aquí donde cabría la palabra enajenado, el individuo ha cedido sus derechos y ha perdido su libertad. 

Pero ya para ese momento, el hombre había creado un Dios y se hace dependiente de Él. Habíamos sido desposeídos de nuestras facultades naturales y para volver a ser libres, según Marx, teníamos que liberarnos de los patrones vigentes, del derecho a la propiedad y en consecuencia del capitalismo, y de esos mitos que nos hacen miserables, las religiones. 

Marx, entonces, dedica toda su energía y capacidad intelectual a la destrucción de estos elementos en su afán de salvar el género humano. Pero, no se percató que la fe y la propiedad ya eran parte integrales del ser humano, el nuevo hombre había nacido. Estos elementos son exclusivos y su destrucción posiblemente nos conduciría a un estado primitivo. Desde los primeros registros del hombre como ser social, hace aproximadamente nueve mil años, tenemos vestigios de las expresiones espirituales de nuestros antepasados. Y no debiera ser muy difícil entender que en un mundo rodeado de animales salvajes con garras, colmillos, alas y pieles resistentes a las adversidades de la naturaleza, el hombre utilizara la única herramienta a su disposición: su inteligencia. El hombre está consciente de sus limitaciones, y no puede explicarlas. Pero su maravillosa mente lo lleva al descubrimiento de Dios (para los creyentes) o la creación de dioses (para los no creyentes), sus mejores aliados. Desde ese momento hasta nuestros días podríamos decir que el hombre es un animal de fe. Es cierto que encontramos personas que afirman ser ateos. Entre ellos se encuentran con frecuencia los comunistas que han creado sus propios ritos y creencias. También es cierto que la falta de evidencia, el comportamiento de algunos religiosos y de algunas iglesias en general, y el trajín de la vida moderna y su mayor estabilidad parece haber alejado al ser humano de su vida religiosa, aún cuando el porcentaje de creyentes de las distintas confesiones sigue siendo muy alto. 

Pero la alienación del ser humano no es sólo religiosa o laboral. El niño cuando desea un juguete se aliena y busca la forma de obtenerlo aunque cuando lo logre lo deseche. El joven o el adulto cuando se enamoran crean en su mente a la mujer o al hombre perfecto que la harían o lo harían feliz el resto de su vida y aunque a veces sufre un poco, no cambia ese sentimiento por nada en el mundo. El científico o innovador tiene una idea y se aliena completamente hasta lograrla. Es pues, la alienación de los individuos que nos ha permitido las grandes transformaciones políticas, sociales, científicas y económicas. La alienación es la exteriorización de esa energía interna, esa pasión que es la vida del humano. Es por eso que cuando vamos perdiendo la capacidad alienarnos, se nos empieza a apagar la luz de la vida. Tenemos la necesidad de alienarnos, bien sea con el trabajo, con la religión, con  la familia, con los amigos o simplemente con un hobby o un deporte. Marx miraba hacia el pasado al hombre en su estado natural, ese hombre cambió desde el momento que se alienó y le es imposible volver a su estado original. El hombre nuevo”  del que hablan los comunistas, ya existe. Es un hombre alienado que ama la libertad. Quiere sentir que es prisionero de alguien, de algo, siempre y cuando sea su propio carcelero. 


La otra obra que quiero destacar de la época, aunque siempre es un riesgo darle un rango en cuanto a la importancia de cada uno de sus escritos, pero creo que voy a coincidir con muchos al señalar que EL MANIFIESTO COMUNISTAes el trabajo de mayor trascendencia de Carlos Marx. En ella vamos a encontrar su pensamiento sobre el materialismo histórico, la lucha de clases, la eliminación de la propiedad privada y la dictadura del proletariado. Existe una literatura muy extensa y diversa sobre todos estos temas, que son abordados muchas veces desde un punto de vista metafísico. Se habla, entonces, de la esencia, la existencia, el materialismo dialéctico, etcétera. Asuntos o materias todos más afines con una discusión filosófica que política, siendo esta última, en mi entender, el blanco que Marx deseaba alcanzar. En tal sentido, a continuación, voy a citar algunos pasajes de EL MANIFIESTO COMUNISTA” que exponen claramente su interpretación de la historia de la humanidad y luego los comentaremos. 

Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo

"En toda época histórica, el modo económico predominante de producción e intercambio, y la estructura social que deriva necesariamente de él, constituye el fundamento sobre el cual se basa la historia política e intelectual de una época, y únicamente a partir de él puede explicársela; (...), en consecuencia, toda la historia de la humanidad (desde la abolición del orden gentilicio, con su propiedad común de la tierra) ha sido una historia de luchas de clases, de luchas entre clases explotadoras y explotadas, dominantes y dominadas; (...) la historia de esas luchas de clases constituye una serie evolutiva que ha alcanzado en la actualidad una etapa en la cual la clase explotada y oprimida el proletariado ya no puede lograr su liberación del yugo de la clase explotadora y dominante la burguesía sin liberar al mismo tiempo a toda la sociedad, de una vez por todas, de toda explotación y opresión, de todas las diferencias y luchas de clases."


El proletariado se valdrá del Poder para ir despojando paulatinamente a la burguesía de todo el capital, de todos los instrumentos de la producción, centralizándolos en manos del Estado, es decir, del proletariado organizado como clase gobernante, y procurando fomentar por todos los medios y con la mayor rapidez posible las energías productivas.
Claro está que, al principio, esto sólo podrá llevarse a cabo mediante una acción despótica sobre la propiedad y el régimen burgués de producción, por medio de medidas que, aunque de momento parezcan económicamente insuficientes e insostenibles, en el transcurso del movimiento serán un gran resorte propulsor y de las que no puede prescindiese como medio para transformar todo el régimen de producción vigente.
Estas medidas no podrán ser las mismas, naturalmente, en todos los países. Para los más progresivos mencionaremos unas cuantas, susceptibles, sin duda, de ser aplicadas con carácter más o menos general, según los casos:
Expropiación de la propiedad inmueble y aplicación de la renta del suelo a los gastos públicos.
Fuerte impuesto progresivo.
Abolición del derecho de herencia.
Confiscación de la fortuna de los emigrados y rebeldes.
Centralización del crédito en el Estado por medio de un Banco nacional con capital del Estado y régimen de monopolio. 
Nacionalización de los transportes.
Multiplicación de las fábricas nacionales y de los medios de producción, roturación y mejora de terrenos con arreglo a un plan colectivo.
Proclamación del deber general de trabajar; creación de ejércitos industriales, principalmente en el campo.
Articulación de las explotaciones agrícolas e industriales; tendencia a ir borrando gradualmente las diferencias entre el campo y la ciudad.
Educación pública y gratuita de todos los niños. Prohibición del trabajo infantil en las fábricas bajo su forma actual. Régimen combinado de la educación con la producción material, etc.


“ Y así, al desarrollarse la gran industria, la burguesía ve tambalearse bajo sus pies las bases sobre que produce y se apropia de lo producido. Y a la par que avanza, se cava su fosa y cría a sus propios enterradores. Su muerte y el triunfo del proletariado son igualmente inevitables."


Estas medidas prácticamente se convirtieron en el credo de cada comunista y son seguidas con disciplina al tomar el poder, como es el caso de Rusia y China y todos aquellos países que se han declarado comunistas.

Al principio, se habla de un espectro, un fantasma que anda rondando Europa, algo que aparentemente el capitalista no podía ver, pero estaba ahí presente. Marx parece subestimar la clase dominante de entonces y su capacidad para adaptarse a las circunstancias del momento. De hecho, casi todas las medidas por él enunciadas fueron adoptadas, al menos parcialmente, por los gobiernos de la época. Otras, han sido aplicadas y luego eliminadas por ser inoperantes. 

Luego afirma que la historia de la humanidad es el resultado de la narración de una continua lucha entre clases sociales. Esta afirmación esta lejos de la realidad. No hemos observado hasta la fecha que la identificación política del individuo se corresponda con su estatus social. Por el contrario, en muchos casos miramos a la clase obrera mantener un comportamiento conservador, mientras elementos de posiciones de mayor bienestar buscan un cambio radical del sistema imperante. Esto se evidencia en todas las llamadas revoluciones del siglo XX, como la rusa, la china o la cubana. Igualmente, los cambios políticos del pasado fueron el resultado de lucha entre poderes y no entre clases sociales, tampoco se visualizan a corto o mediano plazo. Lo que vemos es a los individuos exigir mejoras dentro de condiciones existentes o a  lo sumo atender  el llamado de un líder populista con ofertas irreales y engañosas. Así que la predicción del triunfo inevitable del proletariado, después de 170 años, no se ha alcanzado y no se visualiza en el futuro. 

En cuanto a la eliminación de la propiedad privada tendríamos que comprender que si aceptamos que el hombre es capaz de producir más de lo que consume, la única forma de conservar la diferencia entre lo producido y lo consumido es la propiedad. Si eliminamos ésta, no se justificaría de algún modo el esfuerzo adicional en crear un excedente (surplus). De hecho, muchas personas prefieren tener más tiempo libre.

Si bien existe diferencias entre la propiedad producto de tu esfuerzo personal  y otra como resultado del trabajo enajenado, ambas requieren de un propietario. 

Se culpa al capitalismo por la pauperización del individuo como consecuencia de la explotación indiscriminada de la clase trabajadora y de la enajenación de sus bienes producidos por parte de la burguesía que los contrata. 

Manteniendo como escenario la Inglaterra de la primera parte del siglo XIX, pareciera que el éxodo de población campesina hacia los grandes centros poblados e industriales haya sido producto de una política de estado y no como resultado de condiciones de vida infrahumanas que estaban viviendo en el campo. A pesar del repudio que causa esta situación, no se puede culpar al capitalismo del empobrecimiento de la nueva clase trabajadora. Sólo en cuestión de algunas décadas, bajo el sistema capitalista, se comenzaron a ver resultados favorables para los asalariados, tales como la reducción de las jornadas de trabajo y la prohibición de la contratación infantil. Esto para no hablar de muchos trabajadores de hoy en día que viven mejor que muchos nobles del siglo XVIII.

Cuando una persona decide vender su fuerza de trabajo a una empresa o individuo lo hace a conciencia, sabiendo que cualquier otra alternativa, que siempre las hay, a menos que estemos hablando de un estado de servitud  o esclavitud, va a ser menos ventajosa para el logro de sus objetivos. En los países donde no existe la propiedad privada, el Estado es el único empleador y el individuo no tiene alternativa y sufre las consecuencias. 

La propiedad privada permite liberarse de la alienación natural del ser humano de tener que realizar determinado trabajo para sustentarte. Cuando logras acumular cierta cantidad de bienes, y en la vida moderna mucha gente lo alcanza, puedes acceder con mayor libertad a seleccionar la forma de vida deseada. En pocas palabras, la propiedad significa libertad. El sistema capitalista estimula el ahorro y la propiedad y por ende la libertad. 

Pretender eliminar la propiedad individual es simplemente someter al individuo al mando o dominio de una clase gobernante que decide por él. Por el contrario, su promoción y existencia nos hace más libre, que en mi entender, es el objetivo del capitalismo, no es hacer dinero per se. 


Ya instalado en Londres, Marx continúa sus actividades políticas orientadas  a organizar la revolución del proletariado y se dedica a profundizar sus conocimientos sobre economía política y capitalismo. Aquí funda la nueva sede de la Liga Comunista, cuyo programa estaba preestablecido en el Manifiesto del Partido Comunista , ya mencionado. Durante las décadas de los 1.850 y 1.860, dedica mucho tiempo al estudio de los economistas clásicos, que tiene como resultado su gran obra en el campo económico El Capital” ,  cuyo primer tomo fue publicado en 1.867. Ahí encontramos sus teorías, con mayor análisis científico, sobre el valor -trabajo, la plusvalía y la decreciente tasa de ganancia que haría colapsar el capitalismo.

En los 34 años vividos en Londres, escribió las obras siguientes: Las luchas de clases en Francia de 1.848 a 1.850” (1.850), El 18 Brumario de Luis Bonaparte” (1.852), Grundrisse o elementos fundamentales para la crítica de la economía política” (1.857), Prefacio de contribución para la crítica de la economía política” (1.859), Herr Vogt” (1.860), Teorías sobre la plusvalí“ (1.862), Salario, precio y ganancia” (1.865), El Capital, volumen I,(1.867), La guerra civil en Francia” (1.871), Críticas al programa de Gotha” (1.875) y Notas sobre Wagner(1.880). Conjuntamente con Engels publica La guerra civil en Estados Unidos “ (1.861)  y El capital” , volúmenes II y III (1.885 y 1.894), después de la muerte de Marx.

De esta época y su extensa obra literaria, vamos a comentar  "El Capital, más específicamente sus conceptos sobre valor-trabajo, plusvalía y la tasa decreciente de ganancia en el capitalismo, vista su importancia en la literatura económica de los últimos dos siglos. 

Posiblemente, la teoría del valor sea uno de los conceptos más comentados en el ámbito de la literatura económica. Comenzando por Adam Smith, considerado el padre de la economía moderna, en su libro La riqueza de las naciones, 1.776, seguido por David Ricardo, Carlos Marx y una infinidad de catedráticos e intelectuales de las distintas universidades del mundo, en los últimos dos siglos y medio. En medio de tan grande inspiración del tema, siempre me he sentido inhibido de dar mi opinión al respecto, tal vez por temor de pasar por ignorante. Y es que lo considero naíf  e irrelevante. Pero escribir sobre la obra de Marx y no tratar la teoría del valor, carecería de virtud e integridad. 

Empecemos entonces por Adam Smith, quien consideraba que un bien es vendido a su valor verdadero, es decir el equivalente al número de horas de trabajo necesarias para su producción, en el entendido que ese valor puede fluctuar de acuerdo a la ley de oferta y demanda y del valor de todos los otros insumos que intervienen en su elaboración, pero siempre va a ser igual al tiempo de labor incorporado. David Ricardo añade que el valor del trabajo no es fijo, no es el mismo en todos los casos y en consecuencia hay que tomar en cuenta la cantidad de diversas clases de trabajo que se necesitan para producirlo. Para resolver esta situación, Marx habla de las horas de trabajo socialmente necesarias, equivalente al promedio del tiempo utilizado por los distintos trabajadores en la elaboración de un bien. 

Hasta ahora todo va bien, pero si aceptamos que el valor del mercado es el verdadero, tendríamos que admitir que los salarios recibidos por los trabajadores son justos. Aquí, Marx dice: no. Argumenta que el capitalista compra la fuerza de trabajo de un individuo y el producto de la misma va en parte para pagar un salario de subsistencia y el resto se lo apropia a fin de cubrir intereses, rentas y sus ganancias. Aparece, entonces el concepto de plusvalía, en su definición del valor-trabajo. 

Todo parece lógico, razonable y aceptable. Por ejemplo, modista que hace una vestimenta informal y un vestido de novia, mucho más elaborado. Aceptaríamos sin dificultad que el último tenga un mayor valor. El problema aparecería, de no hallarse un comprador para el vestido de novia al valor que el modista ha estimado de acuerdo al mayor esfuerzo para su elaboración. Entonces, nos encontramos que si quiere vender, para recuperar inventario o cualquier otro fin, va a tener que aceptar lo que le ofrece el mercado, que en definitiva es éste el que establece su valor. Esto  no invalida la opinión de los economistas, pero al menos deja abierta la posibilidad de la existencia de muchas otras variables en la formación del valor, como en efecto las hay y son numerosas: desde el pronóstico del tiempo, resultados de unas elecciones, la llegada al mercado de nuevos productos, etcétera. Podríamos dar otros ejemplos: Si en su camino observa un vieja moneda sobre la acera, es posible que para usted no tenga ni siquiera el valor equivalente al esfuerzo de agacharse para recogerla, pero viene otra persona, la recoge y se da cuenta que es una moneda antigua que puede ser de gran importancia y utilidad para un coleccionista, de nuevo el mercado va a determinar su valor. 

Hoy en día podríamos poner la atención en un medio de comunicación como Facebook. Aparentemente la idea surge de un grupo de jóvenes en su universidad con el solo fin de comunicarse con sus compañeros. Ha resultado ser uno de los negocios más rentables de nuestros tiempos y con una inversión inicial irrisoria. Con la curiosa característica de que el precio para el usuario final es cero. Tomando en cuenta la definición de Marx, que el precio es la monetización del valor, nos encontraríamos con un valor de cero para Facebook, hecho que está muy lejos de ser cierto. Pero además resalta la importancia de la innovación en la valorización de las mercancías.

Podríamos resumir que la teoría del valor de Marx no contiene un aporte significativo
para las ciencias económicas. Pero en cambio, el concepto de plusvalítiene un gran valor en la política. Desde entonces, Marx y todos sus seguidores han utilizando, en su propaganda política, con gran efectividad, el eslogan "usted es pobre porque el capitalista le roba su trabajo". Tengo la impresión que toda su investigación en el plano económico tenía la finalidad de respaldar su pensamiento político y la destrucción del capitalismo, sin olvidar que la expresión economía política se utilizó hasta finales del siglo XIX, y todavía algunos la utilizan. 

Otras predicciones de Marx que nunca llegaron a materializarse, o al menos no se han materializado hasta el momento, son: el colapso del capitalismo, víctima de sus propias contradicciones, las condiciones cada vez más miserables del proletariado, la decreciente tasa de ganancia y la lucha de clases, entre otras.

Los últimos años de su vida no fueron tan productivos y sólo sobrevivió a su esposa 15 meses. Murió solitario en Londres y fue acompañado en su entierro únicamente por los amigos más cercanos, el 17 de marzo de 1.883.

En mis conclusiones veo a Carlos Marx como un gran humanista, una persona que dedicó su vida a la defensa del ser humano, pero errático, tanto en su concepción del  hombre como en su interpretación de la historia. Lamentablemente, no vivió lo suficiente para poder evitar las grandes pérdidas de vidas en manos de sus seguidores que interpretaron "El manifiesto comunista" como un salvoconducto para acometer uno de los mayores crímenes en la historia de la humanidad. Algunos estudiosos del tema cuantifican el número de muertos producto de los distintos regímenes comunistas en cifras superiores a los cien millones, suma muy superior a los seis millones del genocidio nazi que intentó aniquilar la totalidad de la población judía, por causas similares. En verdad, no creo que Marx hubiese compartido el proceder de sus seguidores y  para finalizar quisiera recordar su frase lapidaria lo único que sé es que yo no soy marxista.